Amapola 1-4 Adana

Atascados en la inoperancia

Una de cal y otra de arena. Esta vez volvió a salir cruz y el Amapola se hunde un poco más en la clasificación. El resultado final no refleja el equilibrio reinante en el partido, pero sí plasma fielmente la diferencia de pegada entre uno y otro equipo. Los de la Llanada llegan y meten. Los rojillos llegan y no se acercan ni al 'uuyy'. La 'Apurttudependencia' es cada vez más acusada. No es normal que tras doce jornadas sea un jugador con dos partidos el máximo goleador del equipo. Pero a estas alturas, estimados lectores, ya se habrán dado cuenta de que éste no es un equipo normal. Capaz de estar a dos segundos de ganar al líder y a la jornada siguiente no desplegar ni la mitad de la intensidad defensiva que estuvo a punto de provocar esa campanada. Si a eso se añade una candidez ofensiva terrorífica, agravada por la baja voluntaria de Santutxu, que dejó tirados a sus compañeros, el resultado es elocuente: seis puntos en doce jornadas. Y, obviamente, sin prima navideña

Fue el equipo visitante el que comenzó más entonado el partido. Más enchufado, en realidad. Con más intensidad y la velocidad superior que se le presuponía de inicio. El Amapola intentó cerrar los huecos con una defensa atrasada, pero no lo hizo demasiado bien, circunstancia que aprovechó el pivote rival Jon para inaugurar el marcador en una ejecución perfecta ante la que nada pudo hacer Casillas.

El gol pareció espabilar ligeramente a los Reds, que por momentos volvieron a estar ordenados atrás y se empezaron a desperezar en ataque. En este escenario, Kike sacó partido a una jugada individual culminada con un zurdazo que se coló en la portería adanarra. Vuelta a la igualdad, en el electrónico y en la cancha, donde el empate dio paso a un toma y daca que presidió la primera mitad, marcada, en cualquier caso, por la mayor rapidez y frescura física de los visitantes.

La segunda transcurrió por los mismos derroteros, con ocasiones en ambas porterías, pero fue el Adana el que volvió a acertar. Lo hizo gracias a un zurdazo espectacular que se coló por la escuadra haciendo temblar la portería. Inapelable. El Amapola no perdió la compostura, pero la nueva situación le obligaba a llevar el peso del partido, una situación en la que no se encuentra demasiado cómodo. No fue un partido bueno de los de Zaramaga, aunque tampoco de los peores, así que llegó alguna oportunidad de empatar el duelo. Päin, Flórez, Iñigo... Pero de nuevo sin puntería. Disparos tibios que tampoco parecían molestar mucho al corpulento portero del Adana, que, con el partido roto, aprovechaba los balones perdidos de los rojillos para generar peligro a la contra con su velocidad endiablada.

Tocaba asumir riesgo y en fútbol sala éste pasa por el portero-jugador, una figura que no se está dando bien últimamente a los rojillos. Tampoco esta vez. Nada más empezar, un balón perdido acabó en gol desde campo propio del Adana. Otra vez Jon, que se saltó la jerarquía familiar para dar la puntilla a sus primos, a los que, paradójicamente, dejó sin prima. Y aún habría tiempo para un cuarto, que quizás convirtió en excesivo el castigo para los Reds, víctimas una vez más de nuevo, eso sí, fueron víctimas de sus propios errores y de una inoperancia ofensiva para hacérsela mirar.

Lo mejor Ya queda menos para que vuelva Apurttu.

Lo peor Santutxu se saltó el partido porque sí y dejó a Hristo como único pivote.