Amapola 1-2 Adana

Otra vez

La historia de siempre en el vestuario del Amapola al final del partido. Hemos estado ahí, pero hemos tenido mala suerte. Es una lectura, posiblemente la que hicieron todos los jugadores y espectadores de Judimendi, ya que el partido se decidió con un gol de rebote a falta de quince segundos, pero habrá que pensar también que si siempre pasa en contra será por algo.

Antes, cuarenta minutos de igualdad y más pelea que juego sobre la cancha. El Adana acertó en la primera parte, en un disparo lejano, y los Reds empataron nada más empezar la segunda en una contra bien llevada por Kike y culminada por el Kapo. Pero al final el ímpetu del Adana pudo con el orden del Amapola, que esta vez no lo fue tanto. Porque el juego anárquico de los de la Llanada terminó contagiando a los de Zaramaga, que, cuando el rival se desordenó, hicieron las cosas bien en algunos minutos de calma, pero terminó reincidiendo en los mismos errores, obcecándose en pases largos imposibles, regates definitivos y disparos lejanos inútiles.

Ocasiones hubo en ambas porterías, aunque tampoco abundaron. Las más claras, un poste de Zizou y un barullo sin premio en la portería del Adana, pero el Amapola volvió a demostrar que, sin Apurttu, tiene menos gol que Miguel Porlán Chendo, como le gusta decir a un ilustre analista futbolístico del vestuario. Compite con cualquiera, pero no remata a nadie.

Todo apuntaba al empate, en cualquier caso, hasta que un disparo sin peligro pegó en Kike, despistó a Alvarito y éste terminó introduciendo el balón en la portería. Los 16 segundos finales de portero-jugador no fueron aprovechados.

Partido feo. Para jugar y para ver. Lo más destacado en la grada, de hecho, fue la visita de Unai Casillitas. Por ahí pasa el futuro del Amapola.