domingo, 21 de marzo de 2010

Veracruz 4-3 Amapola

Esperanza inicial,
desplome final
y disparate arbitral



En algunas operaciones matemáticas el orden de los factores no altera el producto. En el Amapola, tampoco. El sábado ante el Veracruz se volvieron a alinear todos los factores que están jugando en contra de los Reds esta temporada y el producto final fue la enésima derrota por la mínima. Plaga de lesiones + ausencias + defectos propios + un arbitrucho = 4-3. El Amapola compite y da la cara pese a las adversidades, pero no traduce su esfuerzo en puntos.




Por orden. El partido pintaba mal desde el vestuario. Sin Santi, Flórez, Mikel, Kapo, Álex, Hristo y Kike, los tocados Zizou e Iñigo se vieron obligados a forzar para intentar echar una mano, pero el encuentro les pasó factura y posiblemente han dicho adiós a la temporada en ambos casos. Päin, con molestias en la pierna, llegó para probar sin saber si iba a poder jugar; Apurttu reaparecía y no las tenías todas consigo; y el portero Alvarito, también tocado, se volvió a vestir de jugador para dar descansos a sus compañeros. Con Casillas, Juanillo y Cruz como únicos sanos disponibles, el conjunto de Zaramaga salió al campo dispuesto a dar la cara. Sin complejos.



Y vaya si la dio. Se encontró con un Veracruz también muy mermado, con un único cambio, y le jugó de tú a tú durante toda la primera mitad. Tanto que se llegó al descanso con 0-3 a favor del Amapola. El control del balón correspondió al conjunto azul, pero, con los colorados bien ordenados atrás, no creó ocasiones claras más allá de los peligrosos zambombazos que ejecutaba desde fuera. Los Reds, eso sí, también se estiraban y la punterita de Apurttu desvió lo justo un balón en el área para que el portero local no pudiera atajarlo.



El partido no cambió con 0-1, pero dio alas al Amapola para jugar con más confianza y seguir creando peligro. Un balón al poste de Iñigo fue un aviso de lo que vendría después, un ataque lanzado por el propio cierre rojillo y culminado, como no, por Apurttu, que envió un misil de puntera imparable para el portero. El Veracruz intensificó su ofensiva, pero fue otra vez el conjunto de Zaramaga el que acertó, gracias a un contragolpe en jugada personal de Iñigo, que le dejó en bandeja el 'hat trick' a Apurttu.



Sí cambió el duelo, sin embargo, en la reanudación. Iñigo que tuvo que ir y pronto se vio que Zizou no estaba bien para jugar. El Veracruz, además, se dio cuenta de que la superioridad numérica del Amapola en el banquillo no era en realidad tal, dadas las precarias condiciones de varios de sus jugadores. Y se fue a por el partido. Adelantó la presión, aumentó el ritmo y achicó a los Reds, que empezaron a sufrir.



Y, por si fuera poco, apareció el arbitrucho (el auténtico, el que dio origen a este cariñoso apelativo). Sin Hristo ni Kike en el campo, el primer tiempo acabó con dos faltas del Veracruz y una del Amapola. Un partido de guante blanco de esos que se pitan solos. Pero parece que al trencilla eso le aburría y decidió participar activamente en el devenir del encuentro tras el descanso. Pitó todo lo que no había pitado antes y puso muy pronto a ambos equipos con cinco faltas. Vio cosas que no hubo y dejó de ver cosas que hubo.



Como el contragolpe en el que Apurttu se quedó solo con el portero rival y éste evitó el tanto con las manos en una soberbia estirada fuera del área. La típica falta que ve todo el mundo. Menos uno, claro, el que señaló córner ante el asombro generalizado de propios y extraños. Ahí empezó a torcerse la cosa. Y se torció más cuando el Veracruz, dominador absoluto de la segunda mitad, marcó rápidamente dos goles que dejó la ventaja rojilla en su mínima expresión.



Y terminó de torcerse cuando el arbitrucho se inventó un penalti a favor del Veracruz que no se creían ni sus propios jugadores (admitido deportivamente por ellos mismos). Qué pasara por la cabeza de un colegiado cuando ve que los componentes de un equipo se dan la vuelta para ponerse a defender la siguiente jugada y él se saca una pena máxima de la chistera. Es uno de los misterios del fútbol sala, con lo fácil que sería dejarse guiar por las reacciones de los jugadores. Ahí llegó el empate.



Apurttu tuvo dos doble-penaltis para poner de nuevo por delante al Amapola, pero uno lo paró el portero y el otro se estrelló en el larguero con tal violencia que el rebote generó un contragolpe del adversario, que después sí aprovecharía su doble-penalti para culminar la remontada. El intento final de los rojillos, con portero-jugador, se quedó en nada y el sabor de la derrota por la mínima volvió a impregnar los labios amapolinos.



Quedaba todavía algún disparate arbitral más. Porque las protestas rojillas llegaron hasta la caseta del colegiado y entonces apareció un artista invitado. ¿Quién? El árbitro de la semana pasada, el de las gafas, que se encaró con Haginesku después de que éste mostrara su disconformidad con ambos trencillas y fue el arbitrucho del sábado el que tuvo que contener al arbitrucho de la semana pasada para que no se fuera a por el 'míster' rojillo. Ver para creer. Dios los cría...



3 comentarios:

apurttu dijo...

Para la próxima semana victoria sí o sí, por cojones!!

Apunta uno para el partido, Alvarito. Al final no me marcho.

alvarito dijo...

Que vida mas dura esta de perder siempre,menos mal que luego lo celebramos...
En fin la semana que viene a ver si ganamos el partido contra un rival directo,eh??
A cuidarse un poco el sabado porque el partdo es el DOmingo a las 11,30 en Abetxuko.

Asi se puede disfrutar del Pintxo-pote del viernes...

AUPA AMAPOLA!!

Iñigo dijo...

Yo, como bien dice el Señor Administrador, ya soy baja para los restos. Mis botas ya están colgadas, pero tengo la esperanza de retirarme con la salvación del Amapola, así que, como dice Apurttu, toca ganar ya de una santa vez.