Santutxeando

Y después del primer partido, la primera cena, para no perder las buenas costumbres. Tras el tradicional pulpo del Amapola y el fiasco de las fiestas de Zaramaga (había más gente en Iparralde viendo el debut liguero del equipo rojillo), costó coger el ritmo de la noche, pero, poco a poco, con Santutxu y el Santutxu tirando del carro, el equipo colorado, más colorado que antes, terminó rindiendo.

Y el primer fin de semana deparó los primeros santutxus de la temporada. Dobles esta vez, por aquello de compartir partido y cena.

1 santutxu
-Aún no sabemos si era verdad o broma, pero Rubén aseguró muy seriamente que es del Real Madrid y su segundo equipo es el Barça. Ver, o escuchar, para creer.
-Lo que si decía muy en serio el mismo Rubén era que quiere organizar un amistoso contra el Atenea de Primera Nacional. "Para aprender", argumentaba, cosa que a estas alturas de la película se nos antoja un pelín complicado.

2 santutxus
-Jornada de llamada telefónicas. Como la que recibió Alexander en el Amapola de parte de Piti Ki, que le comunicó que le esperara en el bar para pagarle el dinero del Comunio. Evidentemente, no era él, pero Alex demostró un gran talante negociador con el impostor.
-También resultó curiosa la llamada que Hristo hizo al pueblo, en un horario ya intempestivo, para zanjar el debate sobre la película en la que un personaje se mete en la piel de un camello (o caballo, no lo tenía muy claro) para luchar contra el frío.

3 santutxus
-La anécdota del partido la protagonizó Jon. Prudente él, preguntó si tenía que salir el balón antes de hacer el cambio. Cuando le contestaron que no, saltó a la cancha, pero se le olvidó que el que si que tiene que salir es un compañero y se metió en el campo sin que el sustituido hubiera abandonado el terreno de juego.
-Y la anécdota de la noche fue la pistolita de Hristo. Que nadie piense mal. Se trataba de una pistolita de juguete que tenía olvidada en un bolsillo del pantalón desde las fiestas de su pueblo y que hacía figuritas (caras, estrellas, animalitos) con una luz laser. Evidentemente, dio mucho juego.




Santutxus honoríficos para Mikel, que a altas horas de la noche reconoció tener "agujetas del partido". Algo lógico y normal en el primer encuentro de la temporada, si no fuera porque el protagonista es delegado. En fin, eran las horas en las que el mercado del Comunio estaba en plena ebullición y se llegaban a proponer trueques entre Diego Tristanbaker y Mikel Cavenaghinesku. Al día siguiente saldría Del Horno a la venta por el módico precio de 19 millones.