La Parrilla 3-3 Amapola

Se cumplió el guión

La Parrilla y el Amapola no se salieron del gruión y disputaron un partido fiel al historial de enfrentamientos entre ambos equipos, equilibrado, intenso y emocionante hasta el final. El control del juego correspondió casi por completo a los parrilleros, pero en el último tramo la ocasión más clara para llevarse los tres puntos fue para los rojillos. Al final, tablas.

El balón fue propiedad de La Parrilla desde el inicio, con un Amapola ordenado, bien encerrado en su campo y con una alarmante escasez de ideas cuando le tocaba ejercer de atacante. Pero, por esos caprichos que suele tener el fútbol sala, fueron los Reds los que se adelantaron en este escenario. Hristo aprovechó un balón suelto en el área tras el saque de un córner para fusilar la portería rival y adelantar a su equipo.

A partir de ahí, el adversario intensificó su dominio, pero la buena defensa colorada evitó ocasiones excesivas en la portería de Casillas y el choque se fue con 0-1 al descanso.

La sitúación varió al poco de la reanudación, en una embarullada jugada que acabó en el gol del empate después de que el balón se estrellará contra el poste, la defensa y el larguero en apenas unos segundos. Al final entró y el encuentro empezó de nuevo de cero. Con La Parrilla dominando y el Amapola conteniendo. Lo estaban haciendo bien los Reds, pero, claro, era demasiado tiempo para aguantar y dos desajustes defensivos propiciaron sendos tantos locales, uno apoyado en la fortuna de un esférico que golpeó en Santutxu para colarse por la escuadra.

Fue justo en el momento en el que el partido estaba entrando en una dinámica de faltas, algunas pitadas y otras no, parones, 'debates' entre jugadores y un rosario de tarjetas amarillas, todas, casualmente, para el bando rojillo. Y después de que el árbitro pasara por alto un clamoroso penalti del portero sobre Flórez, casi imposible de no ver. Y fue sólo entonces, cuando el tiempo apretaba y el marcador no dejaba otra opción, cuando los de Zaramaga se acordaron de atacar. Y lo hicieron. Y no lo hicieron tan mal como para justificar su anterior racanería. Es más, lo hicieron meridianamente bien, como para acortar distancias en una buena jugada de espaldas de Edu Flórez, que mantiene su idilio con el gol, y empatar en un doble penalti de Kike.

Hubo otro doble penalti que no entró y dos que tampoco encontraron el camino de la portería en el bando contrario, pero con 3-3 la mejor oportunidad del partido llegó en botas de Mikel, que delante del portero no acertó a culminar un perfecto contragolpe rojillo que habría supuesto un triunfo tan valioso como posiblemente inmerecido.

Lo mejor El post-partido. Anfitriones de lujo. El que venga detrás se va a tener que esforzar mucho.
Lo peor El ataque amapolino durante 35 minutos del encuentro.