Amapola 3-6 Udapa

Jugar como nunca...

... y perder como siempre. Un tópico futbolístico como otro cualquiera, pero que en este caso ilustra a la perfección lo que fue el partido ante el Udapa. El Amapola completó su mejor partido de la temporada, posiblemente el mejor desde la entrada en vigor del Euro, pero acabó derrotado. Por un resultado excesivamente abultado y engañoso como pocos, además. Los Reds dominaron fueron mejores, manejaron mejor la pelota, controlaron el partido y tiraron más que su rival, pero éste, apoyado en la gran actuación de su portero y un enorme favor arbitral, supo aprovechar los regalos colorados para hacerse con los valiosos tres puntos en liza.

El encuentro no empezó bien para el Amapola. Arrancó con dominio alterno, aunque con mayor posesión del Udapa. Los blancos no crearon excesivo peligro, pero, casi sin darse cuenta, se pusieron en franca ventaja (0-2) con dos tiros de fuera, uno cruzado tras un bonito regate y otro que despistó a Alvarito tras pegar en Iñigo. A remolque, el choque parecía complicado para los de Zaramaga, pero la reacción fue extraordinaria. Sin perder el sitio ni el rigor defensivo, el equipo rojillo comenzó a tener más la pelota, a tocar, a abrir huecos y a llegar a la portería contraria. Sin fortuna durante mucho tiempo, pero Kapo tras una jugada embarullada y Pablo en un buen contragolpe llevado por Apurttu devolvieron la justicia en el marcador para llegar empatados al descanso.

En la reanudación el panorama cambió radicalmente. Sólo hubo un equipo sobre la cancha, el Amapola, por difícil que pueda resultar creerlo viendo el resultado final. El dominio fue absoluto y sólo la ilógica del fútbol sala puede explicar la victoria final del Udapa. Para empezar, en pleno control rojillo, fue el conjunto visitante el que volvió a adelantarse. Lo hizo sin crear ninguna ocasión, ya que el gol llegó en un balón rebotado que llegó a los pies de un adelantado Casillas, que se complicó la vida y propició el tanto a portería vacía.

Los colorados, en cualquier caso, no se descompusieron. Quedaba mucho tiempo y tiraron de paciencia para tocar en el campo rival y crear ocasiones con triangulaciones que no se recordaban en el bando rojillo, pero la falta de puntería y las excelentes intervenciones del guardameta hicieron que el tiempo pasara sin culminar ese buen juego. Hasta que Iñigo en una bonita jugada personal hizo el empate a tres.

El Udapa hizo un amago de estirarse, pero sin peligro. Fue entonces cuando el banquillo del Amapola sorprendió con una jugada controvertida para la grada, dando entrada a Zizou como portero. Procedemos a su explicación. Dadas las condiciones del veterano futbolista bajo los palos, la idea no era actuar con portero-jugador sino tener la posibilidad de sorprender puntualmente. La mala fortuna hizo que el adversario, en una de sus escasísimas llegadas, marcara en el rechace de un córner nada más producirse el cambio. Lo hizo después de una discusión con el árbitro, que cambió de bando las faltas que llevaba cada equipo, en favor del Udapa. No tuvo mucho que ver, pero siempre descentra y en este caso perjudicó al Amapola (ese no es el favor arbitral del que hablábamos al principio).

Verse de nuevo por debajo en el marcador motivó un cambio de planes y Zizou sí que ejerció entonces de portero-jugador. Y el Amapola excavó su propia tumba. Aunque el hoyo lo comenzó a hacer el colegiado, que con 3-4 pasó por alto en el área del Udapa un penalti que bien podía haber patrocinado Carslberg. Posiblemente, el más claro de la historia del fútbol sala, cortando jugada y con las manos extendidas. Lo vieron hasta en la piscina. Sólo una persona entre un millón (o más) no vería tal acción. Lamentablemente, esa persona estaba en Abetxuko y vestía de gris. Eso es mala suerte. Tan inexplicable como frustrante, este despropósito arbitral sacó del partido al Amapola, que, presa de la precipitación, cometió dos errores que dieron lugar a dos goles a portería vacía que redondearon un resultado totalmente injusto. Tuvieron aún ocasiones los rojillos, pero volvió a aparecer el guardameta udapés. Al final, como se suele decir, cara de tontos. Jugando así, otra vez será.